La vieja judería sevillana, donde se encuentran los monumentos más emblemáticos de la ciudad, adosada a la muralla del Alcázar, está envuelta en callejones blancos encalados, con numerosos patios llenos de flores de distintos colores, que refrescan la vista al paseante, configura el barrio más pintoresco de Sevilla. El barrio está lleno de tiendas de recuerdos, tradicionales bares de tapeo, restaurantes con veladores situados en las plazas con árboles de naranjos, pero su encanto reside en los numerosos rincones, en el laberinto de calles estrechas, evitando los rayos solares del verano, y refrescando el ambiente con sus corrientes de aire, sus casas cubiertas de rejas de hierro forjado en las ventanas y balcones decorados con geranios, sus patios cubiertos de azulejos, ( para refrescar el ambiente), pequeñas lozetas de cerámica vidriadas, técnica introducida por los musulmanes, a quien debemos el término de «azulay» que significa ladrillito, los alicatadoa árabes formaban complejos mosaicos polícromos combinando pequeñas piezas de un solo color, esta artesanía se arraigó en Sevilla , consolidádose más tarde en los alfares de Triana. Recorrer sus calles es una estampa única para sumergirnos en la Edad Media, cuando los judios vivían en este barrio. A finales del siglo XIV la zona fue tomada por los cristianos, convirtiéndose las sinagogas en templos cristianos.
La Plaza de Santa Cruz es la que da el nombre al barrio, hoy ocupa el lugar donde estuvo la primitiva iglesia de Santa Cruz, erigida por Alfonso X el Sabio sobre una antigua sinagoga. Con la ocupación de los fanceses, el templo fue saqueado y derribado en 1810, quedando un espacio abierto, en 1918 Juan de Talavera y Heredia urbanizó y proyectó la plaza. La actual Parroquia de Santa Cruz se encuentra en la calle Mateos Gago.
Los monumentos más emblemáticos que incluye el barrio y que desde distintos puntos se dejan admirar, como desde el Patio de las Banderas, es la Catedral y la Giralda, en su entorno está el Real Alcázar, espléndido con los palacios de Carlos V y Pedro I, rodeados de exhuberantes jardines, el Archivo de Indias que hace referencia a todos los documentos relacionados con el Descubrimiento y a la conquista del Nuevo Mundo, atravesando sus callejuelas llegamos a los famosos Jardines de Murillo.
Entre sus numerosas plazas, donde todas merecen con atención una foto, mencionamos la inolvidable Plaza de Doña Elvira, la pequeña y escondida Plaza de Santa Marta, donde se encuentran los naranjos más altos de la ciudad debido a la escasa luz que en ella entra, la Plaza de los Venerables, donde está situada la residencia del siglo XVII que acogió a los ancianos clérigos de Sevilla «Hospital de los Venerables», la Plaza Virgen de los Reyes, que lleva el nombre de la patrona de la ciudad, la Plaza de la Alianza y la Plaza de Alfaro.
Entre sus calles más conocidas e inolvidables por sus nombres poéticos entre ellas citamos: la calle Vida, Pimienta, Aire, Gloria, calle de la Judería y Callejón del Agua. Todo un placer saborear su ambiente, degustar sus tapas en los innumerables rincones que nos ofrece la antigua Judería.
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